miércoles, 20 de agosto de 2008

Una madre de armas tomar


Nadie que haya conocido a mi madre podría acusarla de cobarde. Entre todas sus virtudes había dos que destacaban por encima de todas; era muy limpia y muy valiente.

Desde luego, si no hubiera sido por esto, los tiempos en que le toco vivir hubieran sido terribles. Una guerra y un marido que nunca estaba en casa, posiblemente en reuniones anarquistas o en otro tipo de reuniones también muy liberales.

- Fina, hara vinc. - Fina, ahora vengo.

Y mi padre desaparecía por tres o cuatro días. Mientras, mi madre con dos hijas pequeñas (yo no había nacido) y con cuatro pesetas para poder pasar tenía que hacer juegos malabares para comer todos los días.

Con lo poco que había y de vez en cuando todavía llegaba alguna mujer diciendo...

- Senyora Fina, el seu homme ma dit que voste me donaría un poquet d'arros.- Señora Fina, su marido me ha dicho que usted me daría un poquito de arroz.

Y yo no estaba, pero estoy seguro de que mi madre contestaría.

- Pues li diu al meu marit cuant el veja, que el poquet d'arros que tinc es per a les seues filles.- Pues le dice a mi marido cuando lo vea, que el poco arroz que tengo es para sus hijas.

Así pasaban los días de la post-guerra en mi casa de la calle de Jesús.

Unas temporadas mi padre desaparecido sin motivo y otras en la cárcel o haciendo meritos para que lo metieran. Unos días antes de salir para Francia y morir por el camino, le confesó a mi madre que se había dado cuenta de que todo había sido una gran mentira y que esta guerra no fue una guerra de ideas, fue como todas, una guerra por intereses económicos y ganara quien ganara, la guerra solo la gana un bando; el capital. Lástima que se dio cuenta demasiado tarde.

La cuestión es que la parte del piso que nos dejaba mi abuelo para vivir nosotros (que dicho sea de paso era la mejor) estaba siempre huérfana de padre. Mis hermanas aleccionadas para decir que mi padre no había ido por casa (cosa que la mayoría de veces era verdad) cuando llegaba la policía y mi madre sufriendo por un marido que siempre estaba ausente. Es de destacar que en mi casa había un pequeño pianito que tocaba solo cuando iba a llegar la guardia civil y que mi madre colgaba en el balcón una determinada pieza de ropa para indicar a mi padre que no apareciera por casa porque teníamos visita de la policía.

Pero un día mi madre no pudo aguantar más soledades y decidió que si el gran ausente no estaba en la cárcel ni en ningún sitio conocido, debía de estar en uno desconocido; así es que cogió a mi hermana Pepi (que era pequeña) y se fueron a buscar al padre desaparecido. Y al primer sitio que fueron fue a un bar de mala nota donde le habían asegurado que podía estar mi padre...¡y vaya si estaba!.

Nada mas llegar lo vio en una mesa con una muchacha encima de el charlando y riendo. Naturalmente cuando la vio se le cayo el mundo encima y la mujer que tenía sentada al darse cuenta de que algo no funcionaba bien, salió a recibir a mi madre diciendo...

- ¡He señora!, ¿Que quiere usted aquí?.

Y mi madre le replicó.

- ¡Quiero hablar con tu novio, puesto que yo soy su mujer y esta es una de sus hijas!.

Lamentablemente la falta de conocimiento de mi padre la pagamos los hijos como dice la Biblia. Yo no he tenido padre y mis hermanas, lo poco que lo tuvieron fue motivo de penalidades y disgustos. A pesar de todo, mi madre continuó enamorada de el hasta el fin de sus días ya que también fue un hombre culto, muy valiente, desprendido, generoso y bueno.

Cuando veo actualmente con que facilidad se enamoran la gente, amores que duran cuatro días y con que facilidad se rompen familias haciendo a todos desgraciados (empezando por los hijos que siempre son los mas perjudicados) tiemblo al ver el futuro que se prepara de personas solitarias y débiles frente a unos gobiernos vendidos a las potencias económicas y a los votos de los grupos de poder.

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