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Mostrando entradas de mayo 25, 2008

Del gris al amarillo

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Ha llovido, y el cielo continua con ese gris cargado de humedad. Parece que estos días son especialmente indicados para el recuerdo. Son de estos días que te das cuenta que vives en una soledad absoluta aunque estás rodeado de gente. Eres simpático y campechano mientras no representas el más mínimo problema. Eres estupendo cuando das, pero eres un maldito cuando necesitas. Hay pequeños detalles en la vida que desaparecen. Quizás por ser tan minúsculos pasan desapercibidos, no forman parte de la historia y sin embargo, cuando algunos hechos los traen a nuestra mente, los saboreamos como bombones que han endulzado nuestra vida. Actualmente, este mundo que veo a mi alrededor es totalmente falso, fruto de una necesidad de dinero que es casi imposible ya de satisfacer. Unos poderes que nos mienten y manipulan constantemente y una industria que intenta por todos los medios que no pensemos. Los niños pequeños, que todavía no son conscientes de esta vorágine, te muestran la verdad. Últimamente...

Amigos sinceros

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Se llamaba Frisky. Era un consumado futbolista y malabarista. Regateaba impecablemente con una bola de pan encima de la mesa. ¿Qué como podía ser eso?, muy sencillo, Frisky era un periquito. Tenía ese nombre porque en un TBO (entonces eran TBOs y no comics) el compañero del chico, un Irlandés de largas patillas se llamaba de esa manera. A mi me llamó la atención el nombre y se lo puse a mi periquito. No recuerdo como entro en mi vida. Solo se que estaba allí. Cuando estaba en la cama y lo llamaba, Frisky venía volando. Se paseaba por la almohada, se subía a mi cara y me mordisqueaba la oreja. Todo esto con su sonsonete de “periquito bonito, besitos, besitos al periquito”. Mis hermanas lo llamaban "pichurri" y tenían un verdadero problema con el si se ponían a hacer punto, porque el juguetón mantenía épicas batallas con el ovillo de lana y enredaba por todas partes el hilo. Todos lo queríamos mucho. Un día, estaba en lo alto de una puerta y yo, sin darme cuenta la cerré. Le co...