La radio

Quizás les resulte difícil a la juventud actual, el pensar en un tiempo en que no teníamos que organizarnos todos al mismo lado de la mesa para ver la televisión. Actualmente, o hay que tener dos televisores o todos los comensales se sientan en el mismo lado de la mesa para poder ver las últimas tonterías de la famosa de turno. Entonces nos sentábamos uno a cada lado de la mesa camilla, con el tibio calor del brasero en las piernas si era invierno, el aparato de radio en una pequeña repisa sobre nuestras cabezas y escuchábamos “El criminal nunca gana” o las andanzas de “Matilde, Perico y Periquín”. Por la tarde, los niños podíamos escuchar las andanzas de Diego Valor y años mas tarde, las mujeres lloraban a moco tendido con “Ama Rosa”. El transistor ya no fue lo mismo, la radio era esa, la de caja de madera con una tela cubriendo los altavoces y que se iluminaba cuando la poníamos en marcha y hacíamos avanzar el dial girando el botón que enrollaba una cuerdecita a la que estaba atada l...