jueves, 1 de mayo de 2008

El Petardo


En aquellos años, las “mascletás” no eran como ahora. Cada falla ponía una tira de traca por la calle, de un extremo al otro y enganchada de los balcones y las puertas y de este modo, al encenderla por uno de los lados, la traca recorría toda la calle llenando de ruido, humo y alegría la calle y las fachadas de las fincas de manchones negros donde había explotado el petardo.

Los niños solo podíamos permitirnos unas pequeñas bombitas que costaban “un chavo” (10 céntimos de pesetas) y que hacían el mismo ruido que el dejar caer una piedra mediana. También teníamos los “mixtos” de traca y las “piedras” de traca. Los “mixtos” eran como pequeñas gotas pegadas en un papel que cortábamos y al frotar el “mixto” en una superficie áspera empezaba a estallar hasta que se había consumido. Tirándolo al suelo, con cada pequeño estallido iba saltando y recorriendo la calle. La piedra era diferente, se tiraba al suelo haciéndola rodas y mientras se alejaba iba estallando en pequeñas explosiones. La piedra era buena para la noche, pues al rodar por el suelo dejaba un reguero de luz que nos gustaba mucho.

Andrés era mucho mayor que yo, era el hijo de la Señora Dora y vivía tres o cuatro patios mas hacia el centro de Valencia. Y como era mas grande, no podía jugar con cosas de niños como los “mixtos de traca” o las bombitas. Y como no se vendía otra cosa, Andrés iba recorriendo la calle después de las “mascletás” y recogía los petardos de la traca que no habían estallado. Después, nos íbamos a su galería y nos pasábamos un rato, el prendiendo fuego y tirando los petardos y yo viendo como lo hacía.

Coger el petardo, arrimar la mecha y lanzarlo lo mas lejos posible todo era una... hasta que no le dio tiempo de lanzar el petardo y lo que salieron volando fueron parte de los dedos de Andrés.
Ver los dedos deshechos de mi amigo, sus gritos de dolor y la cara desencajada de la madre no me lo pude quitar de mi mente en muchos años y durante una gran temporada, cuando eran las Fallas y sonaban las tracas en la calle, Paquito se escondía temblando debajo de la cama.

3 comentarios:

  1. Buen blog, y este tema me ha encantado,
    desde hace mas de un año me vuelve loca todo lo referente a Valencia.
    es mi pasión.
    gracias

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  2. Jesus, perdona, se me olvidó decirte que voy a poner en mi blog un enlace al tuyo, si no te importa claro está.
    saludos

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  3. Tu comentario me trae muy buenos recuerdos de mi infancia, yo habré tirado en el pueblo de mi madre en Valencia, miles y miles de mistos de traca y como me gustaría que se pudieran comprar de nuevo y poder enseñárselo a mis hijos lo que hacíamos con ellos aunque me temo que eso será imposible hoy en día con tantas medidas restrictivas y de seguridad que tememos. Un saludo

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