jueves, 1 de mayo de 2008

El Monstruo


Por aquellas fechas, el lugar normal de juegos era la calle. ¡Cuánto juego nos ha dado una miserable trampilla con la llave de paso del agua de la finca!... desde nuestros tesoros hasta lagartijas disecadas.

Pero yo tenía la ventaja de que mi novia Mari Carmen tenía un corral y en el jugábamos mucho mejor que en la calle.

Desde el veíamos las galerías de la finca y podíamos aprovechar para hacerle burla a Vicente, un chico (mayor que nosotros) , que vivía en la primera puerta...

¡Vicente, culo caliente, la botifarra y el aguardiente!.

Y Vicente hacía como que se enfadaba y nos amenazaba con bajar a pegarnos una paliza que nunca se hizo realidad.

Aquella tarde estábamos aburridos, ya habíamos jugado a todo e inclusive, Mari Carmen me había dejado pintar algunas de las cartulinas que le compraba su madre. Como no teníamos pinceles, masticábamos un palillo y luego pasábamos la parte masticada y húmeda por la cartulina y “milagrosamente” iban apareciendo los colores.

Ante la falta de otra cosa que hacer, decidimos montar un “ninot” de falla con todas las cosas que habían por el patio... unos zapatos, un pantalón viejo de su padre Estanislao, un jersey de la madre relleno de trapos, una pelota haciendo de cara, etc. Una vez montado contemplamos nuestra obra con orgullo. Pero le faltaba algo, le faltaba la vida, y ¡vaya si nosotros éramos capaces de dársela!.

Cogimos una manguera, le pusimos un colador en una punta que atamos en las entrañas de nuestro monstruo, y esperamos pacientemente escondidos detrás de una cortina, con el otro extremo de la manguera en la boca a que su hermana pequeña Isabelín, saliera al patio.

Y cuando la niña contemplaba el muñeco que habíamos construido , arrimando la boca al extremo de la manguera grité... ¡HUUUUUUUUUUUUUU!.

Nunca en mi vida he visto a una niña de cuatro o cinco años correr mas aprisa, los gritos y lloros se oyeron en toda la calle e inmediatamente salió la madre a ver que había espantado a la niña, llevándola de la mano.

- Estás tonta, no ves que tu hermana y Paquito se han escondido dentro de este muñeco? Y la señora Carmen con toda parsimonia comenzó a quitar las ropas y trastos de nuestro muñeco sin darse cuenta ni de la manguera ni del colador.
- ¡HUUUUUUUUUUUUUUUUUU!- Repetimos. Y entonces no solo fue la niña la que salió corriendo, la Señora Carmen se puso en pié de un salto, derribó con la cabeza unos cacharros de hacer morcillas e Isabelín se puso a llorar con mas ganas al ver la cara que se le puso a su madre.

Lamentablemente Isabelín por un maldito accidente de carretera se encuentra desde hace ya muchos años parapléjica. Querida Isabelín, si pudiéramos retroceder posiblemente haríamos las mismas cosas, pero gozaríamos mucho mas de cada momento y no permitiríamos que pequeñas carencias nos impidieran gozar del enorme placer de cada momento de la vida. La mujer que se siente desgraciada por pequeñez como el tamaño de sus pechos o una pequeña celulitis no sabe la enorme satisfacción que para ti sería simplemente andar... un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios