martes, 6 de mayo de 2008

El cine Pompeya


Aparte del Ribalta, en mi barrio teníamos el cine Pompeya.

Este era ideal para ver películas de miedo porque se encontraba a pocos metros del cementerio, con lo que ver una película terrorífica por la noche era muy divertido porque cuando salíamos del cine, no se por que razón, la gente tenía ganas de correr los cien metros lisos y todos andábamos muy deprisa para llegar pronto a nuestra casa.

El cine Pompeya era de menor categoría que el Ribalta pero tenía una característica muy peculiar... la general.

Los que tenían mas dinero compraban las entradas de butacas, pero a los que no nos alcanzaba, comprabamos las entradas de general, llamadas normalmente entradas de "gallinero" porque en todos los cines era una especie de balcón por encima de las butacas de patio. En el Pompeya no. En el Pompeya eran las tres o cuatro primeras filas del cine y la primera estaba a un metro escaso de la pantalla.

Yo no entiendo ahora como podíamos enterarnos de la película porque, al estar tan cerca y tener que estar mirando hacia arriba todo el rato, cuando los indios malos atacaban a los americanos buenos solamente veíamos los cascos de los caballos y cuando el chico daba un beso de amor a la chica nos daba la sensación de que salíamos "pringados" de las babas del protagonista.

Sin embargo, a pesar de que los espectadores de la general éramos los mas pobres, el estar en ella nos daba un cierto aire de superioridad, al menos mientras continuaba la tortícolis, y todos andábamos con la cabeza muy levantada mirando las estrellas y procurando que pareciera que éramos una pandilla de orgullosos.

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