El Petardo

En aquellos años, las “mascletás” no eran como ahora. Cada falla ponía una tira de traca por la calle, de un extremo al otro y enganchada de los balcones y las puertas y de este modo, al encenderla por uno de los lados, la traca recorría toda la calle llenando de ruido, humo y alegría la calle y las fachadas de las fincas de manchones negros donde había explotado el petardo. Los niños solo podíamos permitirnos unas pequeñas bombitas que costaban “un chavo” (10 céntimos de pesetas) y que hacían el mismo ruido que el dejar caer una piedra mediana. También teníamos los “mixtos” de traca y las “piedras” de traca. Los “mixtos” eran como pequeñas gotas pegadas en un papel que cortábamos y al frotar el “mixto” en una superficie áspera empezaba a estallar hasta que se había consumido. Tirándolo al suelo, con cada pequeño estallido iba saltando y recorriendo la calle. La piedra era diferente, se tiraba al suelo haciéndola rodas y mientras se alejaba iba estallando en pequeñas explosiones. La pi...